¿En qué consiste?
En el contexto educativo interactúan tres macrosistemas: el escolar, el familiar y el social.
Con frecuencia cuando surge un problema se le añade además el punto de vista del experto al que se acude o las características particulares del portador del problema, lo cual, lo complica aún más.
Es importante no caer en la trampa usual que deriva de la vieja lógica de la causalidad lineal de buscar las causas y culpables. Si se hace de esta manera, lo que se observa es que cada uno de los sistemas se defiende a sí mismo y culpabiliza a otros de los sistemas en interacción.
Desde la perspectiva de la intervención estratégica lo primero que hay que hacer es evitar la actitud de culpabilizar y enfocar la atención en las soluciones intentadas llevadas a cabo por los sistemas que interactúan.
El prof. Nardone señala que en su experiencia de investigación-intervención, en el ámbito educativo, ha encontrado que hay tres tipos de intervenciones que se pueden realizar desde el enfoque estratégico:
La formación: Se refiere a la formación de los profesores para que adquieran habilidades en la solución de los problemas de comportamiento de sus alumnos, los expertos dotan a los profesores de competencias idóneas para la adquisición de capacidades estratégicas y de comunicación.
La supervisión: En este caso, se llama al experto quien indica a los maestros y operadores las estrategias para afrontar los problemas por los que es consultado y da seguimiento a la aplicación de las mismas.
Intervención directa: Se realiza cuando el problema es más complicado y requiere la intervención del técnico experto.
Para explicar la intervención directa, Nardone expone un caso, a continuación, lo explicamos de manera breve.
Se trataba de un alumno de educación media y repetidor en la escuela primaria, quien manifestaba comportamientos vandálicos hacia los demás alumnos y alumnas, molestaba en las clases de todo el colegio y tenía reacciones agresivas con los profesores.
Las soluciones intentadas por la escuela fueron: llamadas a la familia, que respondió a la solicitud con castigos, del mismo modo que el colegio. Sin embargo, esto no produjo ningún resultado positivo, más bien, aumentó la respuesta violenta del alumno. Posteriormente, se le asignó un profesor de refuerzo quien lo seguía y controlaba en un intento de frenar sus reacciones. El profesor actuaba tratando de frenar la explosividad del alumno y el alumno aumentaba su carga explosiva de manera exponencial.
Continuamente se acudía al director y subdirector quienes ponían medidas en el mismo sentido. Ante esta situación, la familia decía que el niño fuera de la escuela se comportaba como los demás niños y que solamente en la escuela tenía estos comportamientos, sin embargo, la escuela no creía esta afirmación y culpaba a la familia; los psicólogos y psiquiatras consultados decían que el niño presentaba graves problemas de personalidad, la única solución era que el niño continuara, aprobándolo cuanto antes para alejarlo del colegio.
Se analizaron las soluciones intentadas hasta el momento por todos los sistemas implicados en el problema.
Se decidió aplicar una técnica paradójica retomada de un suceso en Austria, cuando un joven se lanzó al río desde un puente, un gendarme que estaba cerca, en lugar de lanzarse a rescatarlo, le apunto con su fusil y le dijo: sal de ahí o disparo, el joven salió renunciando al suicidio.
En el ejemplo, se pidió al director la colaboración de todo el colegio (alumnos, docentes, conserjes, etc). El niño llegó como de costumbre tarde, justamente para poder molestar pero se encontró a todo el alumnado, con los profesores, director y subdirector, fuera de las clases en actitud de observación, como si estuvieran esperando el comienzo de un espectáculo.
El director avanzó hacia él y le dijo en tono firme: estamos listos para mirarte. Empieza a hacerte el tonto por favor. El niño se quedó aturdido por un momento con lágrimas en los ojos trató de huir, pero se topó con su padre que lo esperaba con aire amenazador, comenzó a llorar diciendo que no lo haría más.
La prescripción duró toda una semana y el niño parecía totalmente reeducado, la segunda semana cambió, ya solamente lo esperaban los chicos de su grupo con su profesor y a la tercera semana la prescripción fue que, si el niño volvía a tener su antiguo comportamiento, toda la clase tenía que detenerse y pedirle que continuara haciéndose el tonto, esto ocurrió solo algunas veces.
Según el prof. Nardone, la fase de investigación-intervención centrada en el análisis de casos reales ha permitido trabajar directamente con problemas concretos presentes en el aula, experimentar la eficacia de algunas intervenciones y la ineficacia de otras y evidenciar y aislar las categorías que aparecen con más frecuencia y a partir de ahí, se ha llegado la construcción de protocolos integrados por tácticas y técnicas que los profesores pueden utilizar con el fin de afrontar y resolver los problemas que se le presentan en su aula.
En el ámbito educativo
Para cada uno de estos problemas el protocolo está compuesto por una clara definición del problema, un análisis del sistema interaccional y de las soluciones intentadas por el profesor para resolver el problema, una definición precisa de los objetivos a lograr y la creación de las estrategias de comportamiento y de comunicación.
La última fase de la intervención es la redefinición de la situación después de las primeras intervenciones.
A continuación, se presenta de manera resumida el protocolo de intervención para cada uno de los problemas señalados.
Intervención
b) Creación del caso: Charlas frecuentes con los padres y técnicos.
b) Prescripción paradójica del comportamiento a corregir: Prescribiendo aquello que el alumno ya está haciendo, lo sitúa ante dos alternativas: Si elige continuar con los viejos comportamientos obedece una demanda del profesor y sus actos ya no son espontáneos y queridos por él, sino, por el contrario, deseados por el profesor que se lo ha mandado.
Si por el contrario, el alumno elige desobedecer, entonces no debe seguir la prescripción, pero para no hacerlo debe suspender o al menos disminuir los comportamientos del trastorno. Cualquier cosa que el alumno decida realizar acaba por iniciar un cambio.
c) Con la técnica del “como si” el profesor insinúa la idea a los otros (familia, compañeros, etc) que el alumno está cambiando sus propias actitudes y comportamientos, obligando a los demás a concentrar la propia atención sobre este nuevo comportamiento.
b) Técnica de la monedita o beso en la nariz: Ante las provocaciones del niño, en vez de responder con la irritación de los comportamientos punitivos, se le otorga una moneda o un caramelo sin dar ninguna explicación, diciendo que se tienen ganas de darle un caramelo.
Se caracteriza por el rechazo persistente del alumno a hablar en el contexto escolar o en las principales situaciones sociales, teniendo, no obstante la habilidad de comprensión del lenguaje oral y escrito.
Estos alumnos se comunican por medio de gestos, sonidos monótonos o monosílabos. Es frecuente que no hable en la escuela pero si lo haga en su casa. Se trata de niños tímidos, tienden al aislamiento y retiro social, así como a un excesivo afecto y rechazo a la escuela.
Esto estimula al niño a querer hablar para corregir al profesor, pero impidiéndoselo, se le coloca frente a pequeñas frustraciones que lo harán reaccionar y apartarse de su rígida posición de mutismo.
b) Técnica del como sí.
Posteriormente comienza a tenerlo bajo control y le organiza actividades que puedan interesarlo, encargos que lo mantengan ocupado como ser asistente, etc.
b) Creación del caso: Entrevistas con los padres, psicólogos, pedagogos, etcétera.
b) Al mismo tiempo se pondrá en marcha la técnica como si con padres psicólogos, pedagogos, etcétera.
Si intenta ignorar el problema, esto sirve de poco, lo que sucede es aumentar el alboroto y la violencia del litigio para atraer la atención del pacificador.
b) La atención oculta, consiste en dar a uno de los litigantes algún caramelo o chuchería (en lugar aparte y a escondidas del otro), afirmando que se trata de una idea del otro que no se atreve a hacerlo personalmente debido a las peleas existentes y a su timidez. Se concluye todo diciendo a ambos, siempre por separado, que es aconsejable mantener el secreto para no incomodar al profesor que ha recibido el encargo y porque el otro lo negaría.