La experiencia nos dice que los cambios en nuestra manera de pensar se producen por las consecuencias positivas y negativas de los distintos acontecimientos que vivimos.

Por ejemplo, la enfermedad de un amigo o el nacimiento de nuestro primer hijo nos hacen replantearnos nuestras prioridades desencadenando una nueva visión y una actitud diferente hacia las cosas.

Por lo tanto, la mejor forma para hacer tambalear las convicciones de una persona no será tratando de convencerle a través de razonamientos sino haciéndole experimentar sensaciones.

Muchas personas que consideran sus dificultades o trastornos como algo irresoluble, acuden a la Terapia Breve Estratégica para tratarse y, por lo general, encuentran en un tiempo breve una solución eficaz y duradera.